miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Por qué decir “Bien hecho” no está bien? - Parte 2

5.      Reduciendo los logros
Para empeorar… un “¡Buen trabajo!” puede disminuir la independencia, placer e interés, también interfiere con la calidad del trabajo. Hay estudios que demuestran, que los niños que han sido premiados después de una tarea creativa, tienden de tropezarse con la próxima tarea y no la hacen tan bien, como los niños, que no han recibido el premio. ¿Por qué?
Primero, porque el premio crea una presión para “mantener el buen trabajo” que impide hacerlo bien. También su interés en lo que están haciendo puede disminuir al favor del premio. Y por lo último, no quieren arriesgarse – un requisito para lod trabajos creativos – una vez que están pensando en mantener los comentarios positivos.
Cuando un niño comparte su merienda con un amigo, lo hace para obtener un premio, o para el placer de compartir o asegurarse, que el otro niño comió lo suficiente. Un premio por compartir ignora otros motivos de compartir, a veces matando las intenciones que son realmente valiosas en los comportamientos.
Puede parecer extraño al principio, no dar premios. Puede sentirse como privando algo a los niños… pero esto solamente significa, que es mas por nuestra necesidad que los estamos premiando, que por la necesidad de ellos para escucharlo.
Es tiempo para pensar bien que estamos haciendo. Lo que los niños necesitan, es un apoyo sin condiciones, amor sin amarraduras. Esto no es solamente diferente a los premios – es lo opuesto.
“¡Buen trabajo!” es condicional. Significa que ofreces tu atención, reconocimiento y aprobación por saltar entre tus cuerdas, por hacer las cosas que nos gustan a nosotros.
El problema hoy el día, es que los niños esperan un premio por todo lo que están haciendo. Estamos tentados de manipular a los niños con los premios en vez de explicarles y ayudar desarrollar las herramientas necesarias y buenos valores.
Entonces… cual es la alternativa…
Depende de la situación, pero lo que queremos decir, tiene que venir en el contexto de sincero afecto y amor para quien son los niños, en vez de que están haciendo. Cuando nuestro apoyo es incondicional “¡Buen trabajo!” no es necesario, cuando faltan los valores, premios no nos van a ayudar.
En vez de entrenar a los niños con premios y hacer que “obedezcan”, miran de cerca y trabajan con ellos las razones e intenciones detrás de su comportamiento. Buscan inculcar en ellos buenos valores e intenciones. Y miren si las cosas que los piden son razonables… (un niño de 4 años no tiene que estar sentado en silencio durante la cena familiar, puede ir a jugar tranquilo…)
Involucren a los niños en las decisiones, preguntan por soluciones – pueden sorprendernos. 
Enséñenles resolver problemas y dar el valor a sus ideas y sentimientos. Este proceso requiere tiempo y talento, cariño y valor.
Y cuando el niño hace algo realmente impresionante…
·         No digas nada. Recuerda, los niños son buenos por naturaleza y no necesitan un refuerzo artificial para seguir siendo buenos.
·         Di lo que viste. Una afirmación sin juicio (“Pusiste los zapatos tu sólito” o “Pusiste tus juguetes en su sitio”) para que tu hijo sepa, que lo notaste. En muchos casos una descripción más elaborada puede servirnos mejor. Si tu hijo dibuja un lindo dibujo, puedes comentarlo (¡sin juicio!) “Esta montaña esta enorme”, “Me gustan los colores que usaste”.
·         Si tu hijo hace algún acto cariñoso o generoso, puedes suavemente poner su atención en el efecto, que tuvo en otra persona: “¡Mira la cara de Juan! Parece muy contento ahora, que compartiste tu merienda con el.” Este comentario es muy diferente que un elogio o premio, aquí tú pones el énfasis en los sentimientos conectados con la acción.
·         Habla menos, pregunta más. Incluso mejor que una descripción es una pregunta. En vez de decir que de su dibujo es que más te gusta, pregúntalo, que es lo que le gusta más en su dibujo. Preguntando “¿Cuál parte fue la más difícil para dibujar?” o “¿Cuál parte de tu dibujo mas te gusta?” puedes nutrir su interés en el dibujo. Diciendo “¡Buen trabajo!”, como lo hemos visto, puede tener el efecto opuesto.
Esto no significa que todos los cumplidos, las gracias, las expresiones de afecto son malos. Necesitamos solamente considerar nuestras intenciones en lo que estamos diciendo (una genuina muestra del entusiasmo es mejor que un deseo de manipular el comportamiento del niño). 
Piensa si tu reacción ayuda al niño tener control sobre su vida – o va a buscar nuestra constante aprobación…
Le ayudan emocionarse con lo que está haciendo – o lo hace por hacer para recibir nuestro “¡Buen trabajo!”…
Mantén en tu mente tus metas a largo plazo para tus hijos y mira el efecto, que tus palabras tienen sobre ellos. La mala noticia es, que el uso del refuerzo positivo, no siempre es tan positivo. 
Y la buena noticia – no tienes que evaluar y juzgar a los niños para que crezcan (tanto por dentro, como por fuera)

¿Por qué decir “Bien hecho” no está bien? - Parte 1

1.      Manipulación – si damos a los niños un refuerzo verbal por comer lindo, o recoger sus juguetes… ¿Quién se beneficia de esto? Los estamos apoyando por nuestra comodidad o para llenar sus necesidades emocionales… y si es así, como podemos hacerlo para cumplir con los dos – apoyar el comportamiento y darles un empujoncito emocional;)
Rheta DeVries, profesor de University of Northern Iowa, lo llama “control azucarada” y es igual a darles un regalo cada vez que hagan algo que nos gusta.
Puede ser efectivo por un tiempo, pero para un trabajo con niños a largo plazo puede tener un efecto opuesto. 
Un enfoque más respetuoso es convertir a los niños en unas personal más conscientes, no solamente alguien cumpliendo con nuestras expectativas. Conversar con los niños sobre “que hace que familia funcione bien” o “como nuestro comportamiento afecta a otras personas” puede tener un gran impacto a la consciencia del niño.
 Un “buen niño” o “bien hecho” puede funcionar con los niños pequeños, ya están ansiosos por nuestra aceptación. En vez de darles unos premios adictivos, buscan otra manera de apoyar buen comportamiento y crear la consciencia de los niños. 
2.     Adictos a los premios
Para aclarar - no cada uso de premios significa una táctica para controlar su comportamiento. Nosotros frecuentemente elogiamos a los niños porque estamos contentos con lo que están haciendo y lo hacemos con todo buen corazón;)
Pero igual vale la pena una mirada de cerca al asunto. A veces, en vez de una buena influencia al auto estima del niño, creamos una dependencia a los premios.
Si decimos mucho “Me gusta como tu….” o “Que bien hiciste …”, los niños se basan en nuestra opinión de o que esta bien y que esta mal, en vez de aprender sus propios criterios. Los lleva a medir su valor por lo que nos complace a nosotros.
Lo puedes notar cuando el niño en vez de responder firme a las preguntas responde con voz más suave y tono de una pregunta (¿uuu, siete?) esperando nuestra aprobación para confirmar su respuesta. Si ven que no estamos contentos con su respuesta – la retira. No quieren enfrontar a las tareas más difíciles y no comparten mucho sus ideas. 
Reasumiendo: mal uso de “bien hecho” puede llevarnos a tener un niño menos seguro, y crear un vicio para obtener nuestra aprobación. Y pueden llevar esta costumbre toda la vida.
3.      “Robando el placer”
Aparte del problema de dependencia, el niño merece disfrutar sus logros, sentirse orgulloso en lo que aprendió e hizo sólito. También merece decidir cuándo quiere sentirse de esta manera. Cuando le decimos “bien hecho” le decimos como debería sentirse. 
En todos modos, hay tiempos cuando nuestra evaluación y opinión es necesaria – especialmente con niños pequeños. Pero una evaluación constante no es necesaria, ni útil para el desarrollo del niño.
Puede ser que no nos damos cuenta, pero un “buen trabajo” es igual al “mal trabajo”. Que sea positivo no importa tanto, porque, de todos modos, es un juicio. Y a  los niños, como a los adultos, no les gusta ser juzgados.
Con mis niños, me gustaría, que ellos mismos sean orgullosos de sus logros. Cuando hacen algo por primera vez o lo hacen mejor que antes, me gusta cuando dices “¡Lo hice! ¡Metí mi segundo gol! ¡Logre armar este rompecabezas sólito!”. Allá, si, le digo lo bien que lo hizo, especifico que fue lo que me gusto, pregunto su opinión… lo discutimos;) Si alguien más me comenta algunos logros de mi hijo, le comento esto también, para que sepa que más gente se está dando cuenta de sus esfuerzos.
Para nosotros, lo más importante es disfrutar lo que están haciendo, dar tu mejor esfuerzo en cada momento y sentirse orgulloso de lo que están logrando por su cuenta.
4.      Perdiendo el interés
“¡Qué bien estas pintando!” puede mantener a los niños pintando mientras estamos viéndolos y comentando lo bien que lo están hacienda. Si los acostumbras a los premios, va a estar dependiente de ellos. Por otro lado, por ejemplo, mi hijo adora dibujar, pero apenas alguien se le acerca y le dice lo bien que está pintando, lo deja y va a hacer otra cosa. Le encanta lo que está haciendo, mientras nadie se mete en su juego;)
Hay muchos estudios que demuestran que una gran cantidad de elogios influye la perdida de interés en dicha acción. Para muchos niños lo importante no es dibujar, leer, pensar o crear algo – lo importante es el premio, sea un helado, chupeta o “¡Buen trabajo!”
Si me pregunten si un premio motiva a los niños – claro, los motiva para recibir el premio;) frecuentemente con el precio de su compromiso a la actividad en si misma. Como sabemos si el niño comparte sus juguetes porque disfruta compartir y jugar con otros, o porque espeta que le digamos “Que lindo estas compartiendo tus cosas, Buen trabajo” o porque si no lo hace, lo regañamos…

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