5. Reduciendo los logros
Para
empeorar… un “¡Buen trabajo!” puede disminuir la independencia, placer e interés,
también interfiere con la calidad del trabajo. Hay estudios que demuestran, que
los niños que han sido premiados después de una tarea creativa, tienden de
tropezarse con la próxima tarea y no la hacen tan bien, como los niños, que no
han recibido el premio. ¿Por qué?
Primero,
porque el premio crea una presión para “mantener el buen trabajo” que impide
hacerlo bien. También su interés en lo que están haciendo puede disminuir al
favor del premio. Y por lo último, no quieren arriesgarse – un requisito para
lod trabajos creativos – una vez que están pensando en mantener los comentarios
positivos.
Cuando un
niño comparte su merienda con un amigo, lo hace para obtener un premio, o para
el placer de compartir o asegurarse, que el otro niño comió lo suficiente. Un
premio por compartir ignora otros motivos de compartir, a veces matando las
intenciones que son realmente valiosas en los comportamientos.
Puede
parecer extraño al principio, no dar premios. Puede sentirse como privando algo
a los niños… pero esto solamente significa, que es mas por nuestra necesidad
que los estamos premiando, que por la necesidad de ellos para escucharlo.
Es tiempo
para pensar bien que estamos haciendo. Lo que los niños necesitan, es un apoyo
sin condiciones, amor sin amarraduras. Esto no es solamente diferente a los
premios – es lo opuesto.
“¡Buen
trabajo!” es condicional. Significa que ofreces tu atención, reconocimiento y
aprobación por saltar entre tus cuerdas, por hacer las cosas que nos gustan a
nosotros.
El
problema hoy el día, es que los niños esperan un premio por todo lo que están
haciendo. Estamos tentados de manipular a los niños con los premios en vez de
explicarles y ayudar desarrollar las herramientas necesarias y buenos valores.
Entonces…
cual es la alternativa…
Depende
de la situación, pero lo que queremos decir, tiene que venir en el contexto de
sincero afecto y amor para quien son los niños, en vez de que están haciendo.
Cuando nuestro apoyo es incondicional “¡Buen trabajo!” no es necesario, cuando
faltan los valores, premios no nos van a ayudar.
En vez de
entrenar a los niños con premios y hacer que “obedezcan”, miran de cerca y
trabajan con ellos las razones e intenciones detrás de su comportamiento.
Buscan inculcar en ellos buenos valores e intenciones. Y miren si las cosas que
los piden son razonables… (un niño de 4 años no tiene que estar sentado en
silencio durante la cena familiar, puede ir a jugar tranquilo…)
Involucren
a los niños en las decisiones, preguntan por soluciones – pueden sorprendernos.
Enséñenles resolver problemas y dar el valor a sus ideas y sentimientos. Este
proceso requiere tiempo y talento, cariño y valor.
Y cuando el niño hace algo realmente impresionante…
·
No digas nada. Recuerda, los niños son buenos
por naturaleza y no necesitan un refuerzo artificial para seguir siendo buenos.
·
Di lo que viste. Una afirmación sin juicio
(“Pusiste los zapatos tu sólito” o “Pusiste tus juguetes en su sitio”) para que tu hijo
sepa, que lo notaste. En muchos casos una descripción más elaborada puede
servirnos mejor. Si tu hijo dibuja un lindo dibujo, puedes comentarlo (¡sin
juicio!) “Esta montaña esta enorme”, “Me gustan los colores que usaste”.
·
Si tu hijo hace algún acto cariñoso o generoso,
puedes suavemente poner su atención en el efecto, que tuvo en otra persona: “¡Mira
la cara de Juan! Parece muy contento ahora, que compartiste tu merienda con el.”
Este comentario es muy diferente que un elogio o premio, aquí tú pones el énfasis
en los sentimientos conectados con la acción.
·
Habla menos, pregunta más. Incluso mejor que
una descripción es una pregunta. En vez de decir que de su dibujo es que más te
gusta, pregúntalo, que es lo que le gusta más en su dibujo. Preguntando “¿Cuál parte
fue la más difícil para dibujar?” o “¿Cuál parte de tu dibujo mas te gusta?”
puedes nutrir su interés en el dibujo. Diciendo “¡Buen trabajo!”, como lo hemos
visto, puede tener el efecto opuesto.
Esto no
significa que todos los cumplidos, las gracias, las expresiones de afecto son
malos. Necesitamos solamente considerar nuestras intenciones en lo que estamos
diciendo (una genuina muestra del entusiasmo es mejor que un deseo de manipular
el comportamiento del niño).
Piensa si
tu reacción ayuda al niño tener control sobre su vida – o va a buscar nuestra
constante aprobación…
Le ayudan
emocionarse con lo que está haciendo – o lo hace por hacer para recibir nuestro
“¡Buen trabajo!”…
Mantén en
tu mente tus metas a largo plazo para tus hijos y mira el efecto, que tus
palabras tienen sobre ellos. La mala noticia es, que el uso del refuerzo
positivo, no siempre es tan positivo.
Y la buena noticia – no tienes que evaluar
y juzgar a los niños para que crezcan (tanto por dentro, como por fuera)