1.
Manipulación – si
damos a los niños un refuerzo verbal por comer lindo, o recoger sus juguetes…
¿Quién se beneficia de esto? Los estamos apoyando por nuestra comodidad o para
llenar sus necesidades emocionales… y si es así, como podemos hacerlo para
cumplir con los dos – apoyar el comportamiento y darles un empujoncito
emocional;)
Rheta
DeVries, profesor de University of Northern Iowa, lo llama “control azucarada”
y es igual a darles un regalo cada vez que hagan algo que nos gusta.
Puede ser
efectivo por un tiempo, pero para un trabajo con niños a largo plazo puede tener
un efecto opuesto.
Un
enfoque más respetuoso es convertir a los niños en unas personal más
conscientes, no solamente alguien cumpliendo con nuestras expectativas.
Conversar con los niños sobre “que hace que familia funcione bien” o “como
nuestro comportamiento afecta a otras personas” puede tener un gran impacto a
la consciencia del niño.
2. Adictos a los premios
Para
aclarar - no cada uso de premios significa una táctica para controlar su
comportamiento. Nosotros frecuentemente elogiamos a los niños porque estamos
contentos con lo que están haciendo y lo hacemos con todo buen corazón;)
Pero
igual vale la pena una mirada de cerca al asunto. A veces, en vez de una buena
influencia al auto estima del niño, creamos una dependencia a los premios.
Si
decimos mucho “Me gusta como tu….” o “Que bien hiciste …”, los niños se basan
en nuestra opinión de o que esta bien y que esta mal, en vez de aprender sus
propios criterios. Los lleva a medir su valor por lo que nos complace a
nosotros.
Lo puedes
notar cuando el niño en vez de responder firme a las preguntas responde con voz
más suave y tono de una pregunta (¿uuu, siete?) esperando nuestra aprobación
para confirmar su respuesta. Si ven que no estamos contentos con su respuesta –
la retira. No quieren enfrontar a las tareas más difíciles y no comparten mucho
sus ideas.
Reasumiendo:
mal uso de “bien hecho” puede llevarnos a tener un niño menos seguro, y crear
un vicio para obtener nuestra aprobación. Y pueden llevar esta costumbre toda
la vida.
3. “Robando el placer”
Aparte
del problema de dependencia, el niño merece disfrutar sus logros, sentirse
orgulloso en lo que aprendió e hizo sólito. También merece decidir cuándo
quiere sentirse de esta manera. Cuando le decimos “bien hecho” le decimos como
debería sentirse.
En todos
modos, hay tiempos cuando nuestra evaluación y opinión es necesaria –
especialmente con niños pequeños. Pero una evaluación constante no es
necesaria, ni útil para el desarrollo del niño.
Puede ser
que no nos damos cuenta, pero un “buen trabajo” es igual al “mal trabajo”. Que
sea positivo no importa tanto, porque, de todos modos, es un juicio. Y a los niños, como a los adultos, no les gusta
ser juzgados.
Con mis
niños, me gustaría, que ellos mismos sean orgullosos de sus logros. Cuando
hacen algo por primera vez o lo hacen mejor que antes, me gusta cuando dices
“¡Lo hice! ¡Metí mi segundo gol! ¡Logre armar este rompecabezas sólito!”. Allá,
si, le digo lo bien que lo hizo, especifico que fue lo que me gusto, pregunto
su opinión… lo discutimos;) Si alguien más me comenta algunos logros de mi
hijo, le comento esto también, para que sepa que más gente se está dando cuenta
de sus esfuerzos.
Para
nosotros, lo más importante es disfrutar lo que están haciendo, dar tu mejor
esfuerzo en cada momento y sentirse orgulloso de lo que están logrando por su
cuenta.
4. Perdiendo el interés
“¡Qué bien
estas pintando!” puede mantener a los niños pintando mientras estamos viéndolos
y comentando lo bien que lo están hacienda. Si los acostumbras a los premios,
va a estar dependiente de ellos. Por otro lado, por ejemplo, mi hijo adora
dibujar, pero apenas alguien se le acerca y le dice lo bien que está pintando,
lo deja y va a hacer otra cosa. Le encanta lo que está haciendo, mientras nadie
se mete en su juego;)
Hay
muchos estudios que demuestran que una gran cantidad de elogios influye la perdida
de interés en dicha acción. Para muchos niños lo importante no es dibujar,
leer, pensar o crear algo – lo importante es el premio, sea un helado, chupeta
o “¡Buen trabajo!”
Si me
pregunten si un premio motiva a los niños – claro, los motiva para recibir el
premio;) frecuentemente con el precio de su compromiso a la actividad en si
misma. Como sabemos si el niño comparte sus juguetes porque disfruta compartir
y jugar con otros, o porque espeta que le digamos “Que lindo estas compartiendo
tus cosas, Buen trabajo” o porque si no lo hace, lo regañamos…
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